Estamos en una era en la que las agencias digitales están en auge debido a la necesidad general de tener una presencia correcta de sus valores y atributos en las redes sociales, se dice que el sol sale para todos y a pesar de que la carrera creativa es variada y las opciones son muy diversas, pero uno de los elementos más vistosos del arsenal que las agencias pueden presentar como cartas para destacar y separarse de las demás es el diseño, la capacidad de representar y enaltecer la identidad corporativa de cada marca que llega es uno de los puntos definitivos para que los clientes hagan una elección y confíen en lo que verán en sus sitios de redes.
Pero ¿cómo se vive el diseño en una agencia como SOUP? La creación de audiovisuales es uno de los últimos eslabones de la cadena operativa que se encarga de comunicar y generar el interés del público o consumidor en cada marca, el área de identidad gráfica en el marketing digital tiene la difícil tarea de equilibrar entre lineamientos definidos y establecidos por cada marca y presentar constantemente una forma atractiva y carismática de acercar los valores y valor de esta a SUS clientes.
Para un diseñador la vida en agencia puede ser un reto día a día, el nivel de complejidad fluctúa y varía de trabajo a trabajo pero el primer reto a resolver y dejar resuelto es la calidad, esta debe ser la misma para todos los diseños a pesar de que a veces la exigencia sea menor o mayor por parte de cada marca, en la operación general es tan importante el cintillado de una foto como una animación hecha para pauta que llegará a miles de personas ¿por qué? La palabra clave aquí es congruencia, a través de lograr un estándar de calidad en todo lo que una marca postea la imagen de la misma comienza a mejorar y a ser percibida como el ideal que sus clientes buscan, provocando (al menos en cuanto a imagen) una percepción positiva.
Cada imagen generada, animación realizada o fotografía retocada es una oportunidad para probar las destrezas que uno tiene, no solamente técnicas sino creativas ya que siempre es de vital importancia ser crítico de lo que se hace, desde la idea recibida por parte del equipo creativo (del cual uno debe asumirse parte de) hasta la ejecución final.
La parte crítica y la productividad son valores esenciales en el trabajo creativo pues un diseñador que genera imágenes en automático, cambia sin cuestionarse lo que le solicitan o entrega realmente no está aportando nada más que habilidades técnicas correctas, es decir, lo mínimo esperado de alguien que estudió y se preparó para insertarse en este mundo laboral por lo que se espera no solo que sea excelente en el cuidado de sus composiciones visuales sino también se sienta con la confianza para expresar sus objetivos con cada trabajo, igualmente siempre proponiendo algo que vuelva a este algo digno de ser contemplado.
Un diseñador digital debe adaptarse constantemente y tener la capacidad de “cambiar de chip” para manejar diferentes líneas, tonos de comunicación y por supuesto estilos al mismo tiempo que incorpora diferentes habilidades para lograrlo ya que cada cliente significa un reto por sí solo y así mismo se le debe aproximar de una forma diferente cada vez.
Finalmente, ninguna de las habilidades anteriormente sirven de mucho si el diseñador no es capaz de ser organizado, personalmente considero que todo comienza desde la manera en que organiza sus archivos y carpetas, de nada sirve tener todas las referencias consideradas si estas no están a la mano al momento de trabajar, igualmente es relevante que incluso en los programas que se utilizan se incluya este valor, tener las capas y elementos nombrados puede salvar horas de trabajo en el caso de que surja una corrección o ajuste.
El trabajo de marketing digital es caótico, siempre con muchos retos y cada semana plantea un nuevo objetivo por lo que el diseñador debe estar preparado creativa y técnicamente para afrontar la operación, llevar a su trabajo y área a la excelencia logrando así que el cliente y la agencia sean mejores con cada posteo.